miércoles, 25 de febrero de 2009

El beso



Nunca he sabido muy bien cómo hay que mirar una pintura o una escultura, siempre se me ha dado mejor el cine y la fotografía para eso . ¿ Es la forma?, ¿La proporción?,¿ la similitud con la realidad?,¿los colores?, ¿en qué hay que fijarse? Lo reconozco, me daba mucha rabia no saber cómo disfrutar de lo que tenía delante hasta que decidí dejar que fuera la propia obra quien me diera la pista. La primera pista es que llame mi atención y la segunda que me emocione, sea del modo que sea, si además me emociona tanto que me deja sin palabras y bajo el sindrome de Stendhal pues mucho mejor. Ayer tuve una conversación con la catalana viajera, que también es mi profe de catalán; fue una de nuestras típicas conversaciones, de esas que empiezan por lo trivial de qué tal te ha ido el día y desembocan en el arte en cualquiera de sus manifestaciones. Le comenté que había me encantaba la obra El beso. Yo me refería a la escultura de Rodin, pero ella entendió El beso de Klimt, el pintor así que comenzó a hablarme de colores y de caras. Afortunadamente yo conocía el cuadro, aunque a mí Klimt no me gusta y ese cuadro, por muy famoso que sea y a pesar de que marcase un hito en la historia del arte, no me inspira nada. Pero sí me gusta Rodin, el escultor. Cuando descubrí El Pensador y El Beso, dos de sus trabajos más emblemáticos, y mis preferidos, no sabía quién era el autor así que me gustaron sin el lastre de saber de quién eran, y qué significaban.
Rodin trabajó sobre todo con el mármol y el bronce en sus obras. Su interés inicial estaba en el movimiento y la tensión muscular , influenciado por los escultores renacentistas, pero a Rodin también le interesaba algo que no se da en las obras de Miguel Angel o Donatello : que las obras reflejen un estado interior. Rodin estuvo enamorado de Camille Claudel, artista y escultora como él. El uno influenció la obra del otro. Así, mientras Rodin plasmaba la felicidad de su relación, en 1886 ,en El Beso, Camille, en 1900 reflejaba a una artista desnuda, de rodillas, suplicante y dirigiendo su s manos hacia un Rodin que le da la espalda mientras una mujer medio ángel, medio bruja, se lo lleva. Entre 1886 y 1900 la relación de los dos artistas pasó de la dicha a la desdicha porque Rodin se había embarcado en otra relación al mismo tiempo que estaba con la escultora y la dejaba embarazada de un hijo que no llegó a nacer. La felicidad de uno y el sufrimiento de la otra marcan dos momentos de su relación en sus respectivos trabajos .
En 1987 se hizo la película que recoje la relación de ambos autores, por si a alguien le interesa. La dirigió Bruno Nuytten y la intepretaron Isabel Adjani y Gerard Depardieu. Se titula La pasión de Camille Claudel.
Rodin hizo sus esculturas para poder ser expuestas en la calle, y en la calle, en plena Gran Vía de Bilbao hemos podido disfrutar de algunas de sus obras más famosas. Ha sido un auténtico placer poder ver las obras que me gustan tan de cerca, en un entorno tan poco habitual.

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